Un grupo de científicos estadounidenses conformado por los biólogos, Michael Leving y Douglas Blackiston, y los expertos en robótica, Josh Bongard y Sam Kiregman han desarrollado un «biorobot» que está compuesto por células de rana de uña africana y tiene una vida de una semana. Las células que fueron utilizadas eran provenientes del sistema cardíaco y de su piel. La creación de estos robots biológicos es muy importante porque podrían ser muy útiles en el ámbito de la medicina.
Los dispositivos creados tienen una altura aproximada de un milímetro. Se han desarrollado varios modelos para determinar cuáles tienen mayor funcionalidad en colectividad. Hasta el momento las funciones que tiene cada robot son moverse en una sola dirección o en círculos y capturar objetos formando agujeros. Algunos de ellos pueden trabajar en conjunto para transportar objetos.A pesar de que son «máquinas» resistentes y que se regeneran tras sufrir daños, sólo pueden durar una semana ya que sus células no pueden reproducirse y son biodegradables.
Los biorobots han sido un gran hallazgo ya que, pensando en una escala pequeña, podrían servir para detectar tumores cancerígenos, despejar arterias obstruidas o administrar fármacos desde el interior del paciente. Además, con un mayor desarrollo tecnológico podrían ser parte de microcirugías regenerando tejidos. Otros de los problemas con los que los xenobots podrían ayudarnos son detectar y reparar defectos antes y después del nacimiento, reparar lesiones a causa de traumatismos o de enfermedades regenerativas y hasta frenar el envejecimiento de los seres humanos.
También se está pensando su uso para solucionar otros problemas como la contaminación ya que podrían servir para la limpieza de plásticos que se pueden encontrar en el océano y hasta limpiar zonas corrompidas por desechos tóxicos. Así mismo, al ser máquinas que no tienen componentes contaminantes como plástico ni acero son más ecológicos y seguros para la salud humana.