El pasado viernes, Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, firmó un decreto para convertir la antigua Basílica de Santa Sofía en una mezquita. La emblemática catedral, de gran importancia tanto para cristianos como para musulmanes, pasará a convertirse en lugar de culto para la religión musulmana desde el 24 de julio, abriendo así una serie de conflictos políticos con la Unión Europea y en especial con Grecia, quien tildó la acción como una provocación.
“Una provocación al mundo civilizado”, así calificó la Ministra de Cultura griega, Lina Mendoni, las recientes decisiones de Erdogan, además representantes de la iglesia griega acusaron al presidente turco de utilizar el patrimonio cultural de Santa Sofía como un instrumento para sus fines políticos.
Las tensas relaciones entre Grecia y Turquía han encontrado como agudizarse debido a cuestiones de refugiados y migrantes, si bien las disputas de ambos países datan desde la caída del Imperio Otomano, el director del Instituto Griego de Relaciones Internacionales, Konstantinos Filis, aseguró a AFP, que la acción será tomada como una provocación no solo por Grecia, sino también por Occidente empeorando así las relaciones diplomáticas, además enfatizó que el presidente turco tendría un doble mensaje, «La agresividad de Turquía desde hace un año en la región: sus tentativas de explotar los recursos energéticos en el sureste del Mediterráneo, seguidas por la invasión del norte de Siria y recientemente en Irak, así como su injerencia en el conflicto en Libia«.
La polémica causada por las decisiones del tribunal administrativo turco Danistay, fueron sentidas por el papa Francisco, “Mi pensamiento va a Estambul. Pienso en Santa Sofía. Estoy muy afligido”, y por la UNESCO, que a través de su página web criticó las medidas adoptadas por el gobierno nacionalista turco, asegurando que habían sido tomadas sin previo dialogo, y debido a que la edificación es patrimonio cultural desde el año 1985, debe comunicarse cada cambio, para luego ser examinado por el comité de la UNESCO.
LA BASILICA DE SANTA SOFIA
Fue la joya de Constantinopla, capital del Imperio Bizantino. A pesar de que casi no hay rastros de la original – incendiada por las revueltas en Constantinopla en 404 – conserva trozos mármol de la época de la segunda reconstrucción, la versión actual es la tercera levantada en el lugar. Las anteriores fueron destruidas en el 404 y 532. Fue convertida en museo en 1934, antes fue primero basílica y luego mezquita.