La ultima década no ha pintado bien para el medio ambiente y el futuro del planeta. Las emisiones de gases contaminantes por el consumo de combustibles fósiles desde principios del 2010 han sido equivalentes aproximadamente 407 000 millones de toneladas de CO2. Equivalente a una sexta parte de todos los gases contaminantes emitidos por el ser humano en toda su historia en tan solo en los últimos 10 años.
Dependiendo de las estimaciones tenemos unos 10 a 20 años más para que se pierda toda clase de esperanza para evitar la elevación de la temperatura en 2 grados centígrados. El camino se mantiene en 1.5ºC con una dirección no muy favorable para el planeta. Se lograron registrar los picos más altos de contaminación con relación con la energía en el año 2018.
Sin embargo existen pruebas de que la transformación ha empezado a desarrollarse, sobre todo el área de la energía, en donde se encuentran la mayor cantidad de emisiones. Para poder entenderlo mejor deberíamos ver los escenarios de referencia en donde se suponía que el mundo no iba a seguir los planes de reducir las emisiones de carbono y otro donde los esfuerzos por disminuir o limitar el carbono era constante, desgraciadamente estamos muy lejos de estar en el segundo escenario.
En este los países más ricos se juntarían para ver como reducir las emisiones de carbón para el 2020, también las economías más grandes del mundo se juntarían para ver como disminuir sus emisiones y así ayudar al planeta. Pese a la triste realidad, las empresas generadoras de electricidad han logrado bombear 13.600 millones de toneladas métricas de CO2 en el 2017.
Esto es algo impresionante, pero aun así la falta de acción política por los intereses económicos, restando de las emisiones de radiactividad de la planta de Fukushima en 2011 que segregó al menos 2.400 millones de carbono durante 6 años, ha dejado a las emisiones en la red estarían dentro de la expectativa del escenario mas prometedor.