¿Pueden las redes sociales ser las que han influenciado en cierta manera las movilizaciones sociales en América Latina y el mundo? Como fuentes de una campaña de marketing para lo que sea, las redes sociales vienen desarrollándose como un arma de doble filo para los políticos. Por un lado, son un buen medio para llegar a los votantes más jóvenes y, por otro, es donde se difunden más rápido los llamados para salir a las calles a sacarlos del poder.
“Ahora hay miles de millones de personas en Internet, y la mayor parte de ellas no están felices con el orden establecido”, dijo Ian Bremmer, el presidente del Grupo Eurasia, quienes investigan potenciales riesgos a nivel mundial. “Creen que su gobierno local es autoritario. Creen que están en el lado incorrecto del sistema. Están agraviados por las políticas de identidad y una clase media vacía”, mencionó para el New York Times.
Un estudio de la Universidad de Harvard ha determinado que, si bien las redes sociales pueden ser amigos de los ciudadanos y de los políticos, estos últimos también pueden reprimir a las masas enfurecidas en casos de corrupción que pudieran significar perjudiciales para el gobierno de turno (tal como el caso Chino) a través de una intromisión pasiva sobre las redes.
En el caso chileno, y mayoritariamente el caso Latinoamericano, el espectro es bastante distinto debido a que no se regularizan las redes sociales como lo hacen los chinos. No obstante, es quizás aún más preocupante. «Bennett (2008) y Dalton (2009), entre otros, sugieren que los “ciudadanos obedientes” están siendo reemplazados por los “ciudadanos autorrealizados”, mencionan Andrés Scherman, Arturo Arriagada y Sebastián Valenzuela en su investigación de la participación cívica de los chilenos y las protestas que vienen ejerciendo desde ya hace algunos años.
Estos nuevos ciudadanos autorrealizados que mencionan son aquellos que han logrado enfocar su actividad y participación política a través de acciones cívicas y no convencionales (como la protesta). Entonces, a ello, han incorporado las redes sociales como un método efectivo para disuadir a cualquier político poniéndolo en aprietos.
Entonces, si esta es la nueva manera de protestar, ¿pueden las protestas ser un síntoma de euforia colectiva o de un simple efecto de la socialización en una esfera globalizada gracias a las redes sociales? Pues, la segunda opción parece la más indicada. «Las fuentes diarias de socialización de los jóvenes – familia, escuela, iguales y medios – no existen en el vacío. Están interrelacionadas e interactúan con procesos institucionales y políticos existentes, y las relaciones entre estado y sociedad que son una parte importante de la (re-)producción de los patrones sociales y culturales de socialización. » , señala Sabine Kurtenbach en su artículo Participación Juvenil en la Movilización Global.
Esto podría llevar a una mejor comprensión de las manifestaciones llevadas a cabo en diferentes partes del mundo y sobretodo en América Latina, y en los que, gracias a un mundo más interconectado y globalizado, también se comparte la protesta como un modo de cambiar el rumbo de nuestras vidas tan simple como en la inmediatez de un clic.