Las reformas sociales a causa del movimiento Black Lives Matter han llegado a la literatura. El famoso libro de Agatha Christie, «Diez negritos», ”la novela negra más vendida de todos los tiempos”, ya ha cambiado en Francia, pero en España aún se evalúa un título adecuado.
Políticamente correcto o no, el cambio del nombre de la famosa obra de la recordada escritora británica, Agatha Christie, ha supuesto y supone de un debate acalorado para la empresa que se encarga de su legado, así como para muchos de sus lectores. El bisnieto de la dramaturga ha tomado la delantera para reemplazar la traducción original que en Francia supone de una ofensa.
Para el diccionario francés, el término «nègres« tiene una connotación muy negativa y en sus traducciones fueron cambiadas a soldados. “No es solo un cambio de título, se trata de toda una traducción revisada en el interior. Hemos tenido que adaptar el contenido del libro al cambio de título: la isla del Negro se convierte, como en la edición estadounidense, la isla del Soldado”, sostuvo Beatrice Duval, directora general de Livre du Poche, editora que se encarga de las traducciones de las obras de Christie en el país galo. La palabra aparece 74 veces en toda la novela.
De acuerdo al bisnieto de la escritora, James Pirchard, el texto publicado en el país europeo se publicó en una época donde las connotaciones eran diferentes. “Cuando el libro fue escrito [en 1938, en Francia se publicó por primera vez en 1940], el lenguaje era diferente y se utilizaban palabras hoy olvidadas”, señaló a RTL. “Creo que lo que quería Agatha Christie era sobre todo entretener y no le habría gustado la idea de que alguien se sienta herido [por su manera de escribir]. No me gustaría que un título desvíe la atención de su trabajo […] si una sola persona sintiera eso, sería ya una de más”, agregó.
Los detractores hablan
Para el filósofo francés, Raphaël Enthoven, el cambio en pleno siglo XXI le parece una estafa. “Como si la decisión en 2020, cuando estamos derribando estatuas y cambiando los nombres de calles y colegios, de cambiar el título de un clásico de la literatura en nombre de no sé yo qué buenos sentimientos fuera la conformación tardía del deseo de la autora hace 80 años. Es ridículo. El resultado es monstruoso”, sostuvo durante una entrevista.
Además, recalcó que para el ávido lector de Christie existe una amplia diferencia en considerar los cambios que se vienen realizando a nivel de las verdaderas intensiones de la autora interpretadas en 2020. Para el filósofo, sería menospreciar la capacidad de las personas en distinguir lo que es la discriminación de una obra clásica como la escrita en 1938.
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