El pasado viernes, durante un ataque aéreo ordenado por Estados Unidos, falleció el comandante iraní, Qasem Soleimani. Este fue aclamado en su país natal como un héroe valiente, querido y carismático entre las tropas. A su vez, fue considerado uno de los hombres más controvertidos y poderosos de Irán.
Sin embargo, para Estados Unidos, el famoso comandante sería un asesino a sangre fría y el cabecilla de una organización terrorista extranjera. Esto habría sido un gran motivo para su eliminación bajo un ataque en el Aeropuerto Internacional de Bagdad.
Vida militar
Tras empezar su carrera militar de primera línea entre la guerra de Irán e Iraq, en los 80’s, Soleimani se convirtió en uno de los ejes principales de Irán y del Medio Oriente.
El Pentágono ha manifestado que Soleimani ha sido «responsable de la muerte de cientos de miembros del servicio estadounidense y de la coalición y de herir a miles más».
Mientras que la percepción de Mark Hertling, teniente general y analista de seguridad nacional, inteligencia y terrorismo, lo retrata en otro sentido. «Ha estado en combate toda su vida. Sus soldado lo aman. Es un tipo callado y carismático, un genio estratégico y un operador táctico», comentó en una entrevista para CNN.
Terrorismo
Desde la percepción americana se cree que fueron Soleimani y sus tropas quienes habrían armado a los insurgente iraquíes con bombas para perpetrar las unidades blindadas durante la Guerra de Iraq; sin embargo, Irán ha catalogado como falsas las acusaciones del gigante americano.
En cuanto a los crudos enfrentamientos con ISIS, se menciona que Soleimani habría mantenido entradas y salidas del país para soportar a las fuerzas chiitas a combatir a los extremistas.
Además, el general iraní habría estado involucrado también en el intento de asesinato al embajador de Arabia Saudita, Adel Al-Jubeir, en Estados Unidos bajo la supervisión de las Fuerzas Quds en el 2011.
Amenaza a Estados Unidos
De acuerdo al comunicado emitido el pasado viernes por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, el abatido habría estado «desarrollando activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidenses en Iraq y en toda la región».
Estas sospechas fueron infundidas por una serie de ataques a las bases de coalisión en Iraq. Entre ellos, uno en el que fallecieron un contratista norteamericano y personal iraquí.