El sueño brasileño de salir campeón en su propia tierra y celebrar su sexto título mundial, se vió opacado por una humillación del tamaño del «Maracanazo». En ese entonces, el verdugo había sido Uruguay; en este, fue la siempre difícil Alemania. El estadio «Mineirao» sería testigo de una goleada que, hasta el día de hoy, no se borra de la mente de los cariocas.
Tras clasificar como primeros en su grupo y dejar atrás a Chile, la «Verdeamarela» jugaba los cuartos de final ante una sorprendente Colombia, la cual era comandada por James Rodríguez. Esta fecha sería crucial, pues no solo significaba el pase a cuartos, sino que en una jugada concreta del partido, Camilo Zúñiga, defensor colombiano, golpearía a Neymar, estrella de «La canarinha» hasta ese entonces». Este golpe dejó en el suelo al crack brasileño y sin poder moverse. A pesar de la salida abrupta de Neymar por lesión, el local supo derrotar a los «cafeteros» gracias a los goles de David Luiz y Silva. Luego se supo que el astro perteneciente, en ese entonces, al Barcelona, se perdería el resto de la competición y tendría muchos meses de para.
Por su parte, Alemania venía de vencer a Argelia en octavos y a Francia en cuartos; sin embargo, su juego no despertaba mucha admiración. La previa fue una fiesta que se vendría abajo cuando el reloj marcaba treinta minutos del primer tiempo y los teutones ya ganaban 5 a 0. El partido fue dominado ampliamente por Brasil, pero la eficacia de los europeos fue más. Un doblete de Kroos, otro de Schürrle y Müller se habían anotado en el marcador. Luego, Khedira y Klose se anotarían en el festín de goles; Óscar descontó.
El panorama durante y después del partido fue desolador. Más de 55.000 espectadores veían atónitos y, con lágrimas en los ojos, la eliminación vergonzosa del dueño de casa y la tristeza de una de las noches más frías de Belo Horizonte.
