Oro que brilla, pero que no es oro

«No es un error tener opiniones. El error es no tener nada más.», decía Anthony Weston en «Las claves de la argumentación». Pero el problema en el periodismo es que al ser una herramienta que juega con la información, termina por convertir las opiniones en eso: un dato fehaciente de la verdad que a veces solo es un rumor, una creencia, un dogma de una fe fanática hacia nuestras propias pasiones mezclada con falacias y prejuicios.

Nadie está exento de tener una opinión. Esta nos hace libres. No obstante, no hay nada más desvirtuado de la realidad que una opinión para manipular a un país que no lee más que las notas de las farándula y los chismes de las personas. Pero, en el Perú, la información y el periodismo sobrevaluados están jugando sus descuentos. Y entre ellos, algunas cabezas que aún no ruedan son, por ejemplo, sinónimo que existe terrorismo de información.

Tras la muerte de más de 23 personas por culpa de la explosión de un vehículo de carga peligrosa por las calles de Villa El Salvador, diferentes instancias han debido ser consideradas responsables y, las prensa, por supuesto, ha debido ser una de las primeras en señalar cabezas. No obstante, tal parece que es más fácil conformarse con unos cuantos de miles de soles que han salido del bolsillo de todos los peruanos para «arreglar» la información y deslindar de responsabilidad a los más implicados.

Ya no es un secreto lo que hoy ha sido una denuncia pública al diario La República y en efecto a uno de los periodistas que reniegan de su pasado como es Augusto Alvarez Rodrich. Cabe destacar que el escándalo sólo está pasando al olvido y es que de una manera u otra, las personas se olvidan que la Municipalidad de Lima, el presidente de Osinerming y el Ministro de Transportes y Telecomunicaciones -que ya tiene más de una situación que lo compromete- tienen las manos quemadas en este asunto que ha cobrado un total de 23 personas fallecidas, entres ellas varios niños. Sus vidas solo valen S/ 34 000.

Pero los peruanos se pierden. Se pierden en nimiedades y discutir si fue un héroe o no el niño que volvió a entrar a su casa por su perro. Se ponen eufóricos en redes, pero ¿eso ha traído alguna diferencia? Es que el peruano promedio no lucha porque le han adornado las noticias.

Con medios como La República y periodista del tipo de Augusto Alvarez Rodrich que al mismo estilo de Nadine Heredia que cobraba por “asesorías”, luego intenta suavizar el asunto con una entrevista del medio al presidente Martín Vizcarra. Señores, lectores. A su parecer ¿acaso el cuarto poder no fiscaliza? Al parecer la labor periodística en el Perú se disfraza de “veracidad” cuando unos cuantos billetes verdes entran a sus cuentas bancarias.

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